EL JUDENRAT



     Tiene la función de implementar las políticas alemanas en su comunidad. A menudo se encuentra forzosamente ante un difícil equilibrio: por un lado, siente la responsabilidad de ayudar en todo lo posible a sus hermanos; por el otro, deben cumplir las órdenes de las autoridades germanas, que habitualmente los perjudican. Su papel es uno de los aspectos más controvertidos del período.

     Hans Frank ordenó que en las zonas con menos de 10.000 judíos el Judenrat contara con 12 miembros, mientras que en los pueblos y ciudades más grandes tendría 24 integrantes. En algunos casos, los activistas judíos se negaron a participar en los Judenrat, ya que sospechaban, acertadamente, que los alemanes los utilizarían en contra de los propios judíos. Sin embargo, en general, los dirigentes judíos se incorporaron a los Judenrat.
     Los alemanes les exigen poner en práctica diversas medidas administrativas y económicas que son perjudiciales para los judíos. En la mayoría de los casos, el Judenrat trata de demorar o aliviar las medidas. Algunos integrantes de los Consejos creen que, si se accede a las demandas, los alemanes verán cuán productivos pueden ser los judíos y moderarán sus ataques.
     El Judenrat se encarga de transferir a los judíos desde sus hogares a los guetos, de mantener el orden (a través de la Policía de Orden Judía) y de impedir el contrabando. Además, es responsable de la distribución de las míseras raciones de comida suministradas por los alemanes. En algunos casos, intenta aliviar el hambre mediante la obtención ilegal de alimentos. También establece organizaciones de ayuda mutua, hospitales, clínicas médicas y orfanatos. A partir de 1940 recibirá la orden de proporcionar mano de obra para trabajos forzados. El Consejo accederá a las demandas alemanas, lo que nuevamente generará tensión en la comunidad.